viernes, 19 de diciembre de 2008

sábado, 13 de diciembre de 2008

LA NUEVA LEY DE EDUCACION DE EXTREMADURA

Todos los títulos académicos posibles, incluidas escuelas oficiales de idiomas y conservatorios de música, estarán más al alcance de los extremeños según los objetivos de la Ley de Educación que pretende crear un marco estable al margen de luchas políticas y sindicales.Este texto se va a cocinar a fuego lento. Hay un primer acuerdo en cuatro folios de PSOE y PP, ayer la Junta lo amplió en propuestas que ocupan 178 hojas, y a lo largo de este curso se abre un amplio debate a familias, profesores y alumnos.La previsión posterior es que la ley quede aprobada a finales de 2010, cinco meses antes de las próximas elecciones autonómicas.Ocho distritosUna de las propuestas es dividir Extremadura en ocho distritos educativos «en principio». Cada distrito ofrece según la consejera de Educación, Eva María Pérez, toda la cartera de títulos académicos y profesionales disponibles, más al menos una escuela oficial de idiomas y un conservatorio de música.La distribución territorial va a ser parecida a la actual división en ocho áreas sociosanitarias (Badajoz, Cáceres, Mérida-Almendralejo, Plasencia, Don Benito-Villanueva, Navalmoral, Coria y Llerena-Zafra), avanzó ayer la consejera.Según esos criterios y si se mantiene la distribución conforme a las áreas sanitarias, la Junta tendría que crear tres nuevos conservatorios de música en los distritos de Zafra-Llerena, Navalmoral y Coria, y una escuela de idiomas en el de Coria.Actualmente hay nueve centros de idiomas (Almendralejo, Badajoz, Mérida, Montijo, Villanueva-Don Benito, Zafra, Cáceres, Navalmoral y Plasencia), y siete conservatorios localizados en Almendralejo, Badajoz, Don Benito, Mérida, Montijo, Plasencia y Cáceres.Primera ley propiaSerá la primera vez desde que la Comunidad recibió las competencias educativas en el año 2000 que cuente con su propia ley, una herramienta que si se utiliza bien «determinará el rumbo de la sociedad extremeña», confía la consejera Eva Pérez.El documento de propuestas que presentó ayer analiza la situación actual, traza una 'hoja de ruta' (atención individual al alumno, autonomía de los centros, organización por distritos), y dibuja el compromiso de cada parte (estudiantes, profesores, familias).Fija objetivos para cada grado educativo, crea un sistema de evaluación de calidad, y finalmente marca unas características propias regionales basadas en el éxito educativo generalizado para todos, la alfabetización tecnológica y la enseñanza de dos lenguas extranjeras.La Consejería reorganiza su trabajo a base de distritos, en cada uno de los cuales habría un consejo escolar y existiría una planificación de las enseñanzas ajustada en su oferta a las necesidades y demandas de la zona.Los objetivos principales de esta empresa que ahora empieza son reducir el abandono escolar prematuro en la etapa postobligatoria; subir la tasa de titulados en ESO; mejorar el rendimiento del alumnado en competencias básicas; incrementar el porcentaje de adultos que reciben formación permanente, y subir la tasa de escolarización en el primer ciclo de educación infantil.La Ley de Educación de Extremadura, que según la consejera de Educación Eva Pérez puede ser motor de desarrollo económico y scial, da importancia a las lenguas extranjeras, al proponer que los alumnos conozcan al menos dos; para ello entre otras medidas todos los centros de nueva creación serían bilingües y aumentaría el horario dedicado a idiomas en educación infantil.Autonomía de los centrosEl documento sugiere dar más competencias y autonomía a los centros, dejando que cada uno haga su proyecto de gestión económica y tenga mecanismos ágiles para contratar personal no docente.La consejera anuncia que recibirán más recursos en función de su «responsabilidad y compromiso de mejora». Se crearía la Agencia Extremeña de Evaluación Educativa de la que se viene hablando hace tiempo.Para el profesorado el documento de propuestas habla de definir un modelo de carrera profesional acorde al futuro estatuto estatal básico de la función pública docente.Más que de contenidos de enseñanza (curriculares) se habla de competencias básicas del alumnado de ESO. El documento recomienda insistir en las matemáticas, comprensión lectora y expresión oral y escrita correctas.Habilidades comunicativas, favorecer el espíritu emprendedor, y que el alumno maneje al menos dos lenguas extranjeras son otros propósitos; los centros bilingües impartirían hasta un 40 por ciento del curso en otro idioma.En materia de Formación Profesional la comunidad educativa deberá opinar sobre la ampliación de la oferta de ciclos formativos en horario vespertino, y la difusión de la cultura emprendedora entre los alumnos de FP.Se crearía, como está incluido en el documento de propuestas, un centro de enseñanzas deportivas de régimen especial de grado medio y superior.El documento se presentó ayer en el Consejo Escolar de Extremadura. La futura ley va a llevar una memoria económica «ambiciosa», y se aplicaría en la próxima legislatura autonómica 2011-2015.«Habrá medidas innovadoras y con un alto presupuesto», promete la consejera Eva Pérez.

http://www.hoy.es/20081213/regional/extremadura-tendra-ocho-areas-20081213.html

EL BORRADOR DE LA NUEVA LEY DE EDUCACION DE EXTREMADURA:
http://www.hoy-digital.com/textUp/documentos/12_12_2008leex.pdf

jueves, 4 de diciembre de 2008

A LAS COSAS POR SU NOMBRE ...

Un nuevo curso en marcha y estamos como siempre. Desde la reforma introducida por la LOGSE, el sistema educativo español hace agua por todas partes. Los resultados del Informe PISA, que sólo han sorprendido a los ingenuos, han dado lugar a reacciones de lo más variopintas. Unos opinan que la causa del bajo nivel de nuestros estudiantes está en los cambios sociales, otros en la presencia de inmigrantes, y otros en la poca formación de los padres. También hay quienes dicen que la cosa no es para tanto, y que las estadísticas hay que interpretarlas correctamente. Pero a nuestras autoridades educativas ni se les ocurre la posibilidad de que la causa pueda estar en una mala ley de educación. Eso ni se plantea, y la ministra del ramo sigue cantando alegremente las excelencias de nuestro sistema educativo.
Se mantiene un modelo que concede el título de la ESO a muchos alumnos que no lo merecen
Si los docentes hiciéramos una huelga de celo, el sistema se hundiría
En primer lugar, ¿hacían falta los datos que ofrece PISA para caer en la cuenta de nuestro desastre educativo? ¿Es que no podemos ver la realidad hasta que esté traducida en gráficos y estadísticas? Que la famosa reforma educativa es un disparate ya lo llevamos denunciando algunos desde hace tiempo (lo cual, por cierto, nos ha valido ser tachados de fascistas, reaccionarios y nostálgicos), y para ver por qué es un disparate no hace falta esperar a que los sociólogos de la educación hagan sus estadísticas y sus informes, basta con abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor. Hay alumnos que acaban la Educación Secundaria Obligatoria incapaces de operar con decimales, ignorando cosas muy elementales de geometría y, en algunos casos, sin saber la tabla de multiplicar. En muchas facultades de ciencias ha sido necesario implantar un curso cero, que se imparte durante septiembre, donde se enseñan cosas que antes sabía un estudiante corriente de 14 años. Y la necesidad de este curso no se hizo patente hasta que llegaron los primeros alumnos procedentes de la reforma. Que el gamberrismo e indisciplina en los institutos ha subido hasta cotas alarmantes es algo del dominio público, y del descenso del nivel de madurez de nuestros estudiantes hay pruebas cotidianas. No es insólito que un "niño" vaya con su mamá a matricularse a la facultad, y se han dado casos de alumnos universitarios que han ido a la revisión de notas acompañados de sus padres.
A propósito de todo esto, importa mucho aclarar una cosa: si los efectos de la reforma no son todavía más desastrosos, es porque los profesores hacemos bastante más de lo que estrictamente nos corresponde. E importa mucho aclararlo porque también hay quienes achacan el fracaso de nuestro sistema educativo a los profesores, "que no hemos sabido adecuar nuestra mentalidad a los nuevos tiem-pos". Los alumnos llegan a primero de Bachillerato (que empieza a los 16 años) ignorando cosas muy básicas pero indispensables para seguir las asignaturas de matemáticas, de física o de latín. Cumpliendo rigurosamente con su deber, un profesor tendría que empezar por el primer tema dando por sabido todo lo que los alumnos tienen que saber. Y los que no lo sepan, que reclamen a la señora ministra, que mantiene un sistema que concede el título de ESO a quien no lo merece. Afortunadamente, no hacemos así, porque los alumnos son las víctimas del sistema, no los culpables, y casi todos los profesores, la mayoría de los que conozco, nos demoramos explicando cosas que no tenemos ya obligación de explicar en ese nivel. Si los docentes hiciéramos una huelga de celo, cumpliendo estrictamente con nuestras obligaciones pero nada más, el sistema se hundiría en muy poco tiempo. Por ello, la acusación de que los profesores no hemos sabido adaptarnos a la nueva situación es injusta, y también interesada, porque es otra manera más de los creadores del despropósito de eludir sus responsabilidades.
Los defensores de nuestro sistema educativo sostienen que, con todos sus defectos, consiguió escolarizar a todo el mundo. ¿Pero qué significa realmente "escolarizar"? Si un alumno está en una clase sin enterarse de nada porque tiene varias asignaturas pendientes del curso anterior, no está escolarizado, está encerrado entre cuatro paredes. Quien llega al final de la ESO redactando mal y escribiendo con faltas de ortografía, no ha estado escolarizado, ha estado encerrado entre cuatro paredes. Si un alumno quiere aprender pero no puede porque se lo impide el alboroto de algunos compañeros, no está escolarizado, está encerrado entre cuatro paredes. Un lugar donde los derechos de quienes no quieren aprender están más protegidos que los derechos de quienes sí quieren, sólo por abuso de lenguaje puede ser llamado centro educativo. Con el sistema anterior los alumnos acababan la enseñanza obligatoria a los 14 años mejor preparados que los que la acaban hoy a los 16. Que en más años se obtengan peores resultados no parece precisamente un progreso.
Entre los males de nuestro sistema está la proliferación de unos presuntos expertos que, usando un discurso vacío, están empeñados en intervenir en la formación de los docentes. Algunos de ellos son profesores de instituto que han desertado de la tiza y aprendido la jerga pedagógica. No tienen que soportar las consecuencias de sus propias teorías, pero se dedican a dar cursillos a quienes seguimos dando clase. Otros son profesores de Universidad, que jamás han trabajado con alumnos de instituto, pero que hablan del tema con el atrevimiento propio de los ignorantes. Veamos algunos ejemplos. Hay un sesudo pedagogo que afirmó que señalar en color rojo las faltas de un examen era vejatorio para el alumno, y otro, más inteligente todavía, que llegó a decir que los fallos y los errores son una expresión de la creatividad de los niños. Sé de otro, de la Universidad de Murcia, que impartiendo una conferencia sobre la educación para la salud, dijo que un profesor de física también podía contribuir a este aprendizaje estudiando en clase la elasticidad de los preservativos. En la Universidad de La Coruña hay quien sostiene que los profesores no entienden el mundo en que viven por culpa de su subconsciente franquista, y en la de Málaga quien afirma que, como los alumnos están colocados en hileras, la comunicación horizontal entre ellos es imposible. Este mismo profesor se lamenta de que el saber, en la escuela, es jerárquico y circula de modo descendente (¿qué tendrá de malo que los conocimientos vayan desde quien los tiene hacia quienes carecen de ellos?). Otro, éste de la Universidad de Zaragoza, dice que el profesor no debe ser quien detenta la ciencia dentro del aula, ni que su objetivo sea transmitirla a los alumnos (¿quién ha de "detentar" entonces la ciencia dentro del aula?).
Hay un profesor de la Universidad de Valencia que critica a los profesores porque no leemos libros de pedagogía. Esto es una buena noticia: mientras los docentes sigamos reacios a estas necedades, la cosa todavía puede tener solución. Pero lo más grave es que, si no se pone pronto remedio, de estos ignorantes dependerá aún más que hasta ahora la formación de los futuros profesores. Dios nos coja confesados.

Ricardo Moreno Castillo es profesor de instituto y autor de De la buena y la mala educación (Los Libros del Lince).

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Algunos/males/sistema/educativo/elpepuopi/20081204elpepiopi_4/Tes